Consecuencias negativas del consumo excesivo de café
Deshidratación del organismo: el café tiene un efecto diurético.
Aumento del riesgo de inflamación vascular: al consumir más de seis tazas de café al día, aumenta el nivel de homocisteína.
Interferencia en la absorción de hierro, calcio y potasio: después de una taza de café, el organismo necesita al menos cuatro horas para que este efecto desaparezca.
Irritación de las paredes del estómago y aumento de la producción de ácido clorhídrico, lo que conduce a daños en la mucosa y al desarrollo de procesos ulcerativos.
Enmascaramiento de la sensación de fatiga: la cafeína bloquea los receptores de adenosina (sustancia que frena la actividad), por lo que sentimos un efecto estimulante, pero la fatiga no desaparece y, una vez terminado el efecto del café, se percibe aún con más intensidad.
Agotamiento de las glándulas suprarrenales: con la estimulación constante, las suprarrenales primero aumentan la producción de hormonas estimulantes, como el cortisol, pero con el tiempo se agotan y ya no pueden proporcionar al organismo la cantidad necesaria de estas sustancias; en estos casos, el café deja de producir efecto y la persona siente sueño incluso en movimiento.
Dependencia: como cualquier otro estimulante del sistema nervioso central, la cafeína provoca la liberación de hormonas del placer, lo que a su vez genera dependencia física.